"El secreto del dominio de sí mismo reside en una regla muy simple:
No permitir que ciertos pensamientos y ciertos sentimientos se instalen en su cabeza y en su corazón, porque después será demasiado tarde para impedir sus efectos.
Sustituir un pensamiento por otro es relativamente fácil, pero no lo es tanto reemplazar un sentimiento por otro.
En cuanto a reemplazar un acto, que es producto de pensamientos y sentimientos, por otro,
¡Esto sí que es difícil!
Porque cuanto más se desciende a la materia, más se entra en el campo de las costumbres que son como una segunda naturaleza.
Es más fácil cambiar nuestras opiniones científicas, filosóficas o religiosas (puede ocurrir que las cambiemos en un instante) que cambiar nuestro odio, nuestro amor, nuestros afectos o nuestracodicia. Y aún es más difícil cambiar nuestras costumbres,porque se han incrustado en la materia, en nuestra materia.
Para tener el dominio sobre nuestros actos, debemos comenzar adquiriendo el dominio de nuestros pensamientos.
"Omraam Mikhaël Aïvanhov"
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