lunes, 31 de agosto de 2009

EL VALIOSO TIEMPO DE LOS MADUROS

Mensaje de Mario de Andrade
(Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño)

"..Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora...

Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas:
las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos,
sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.

No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.

No tolero a maniobreros y ventajeros.

Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.

Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.

Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa........

Sin muchas golosinas en el paquete...

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.

Que sepa reír, de sus errores.

Que no se envanezca, con sus triunfos.

Que no se considere electa, antes de hora.

Que no huya, de sus responsabilidades.

Que defienda, la dignidad humana.

Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas..

Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con
toques suaves en el alma.

Sí.. tengo prisa. por vivir con la intensidad, que solo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna, de las golosinas que me quedan.

Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos
y con mi conciencia.

Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás....."

viernes, 28 de agosto de 2009


Un artículo de Eduardo Galeano
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.
Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables!
Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor.
Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto.
Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables!
¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!
¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos!
¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!
¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
¡Es más!
¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza.
Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.
¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.
¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike?
¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa?
¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!
Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII) No existía el plástico ni el nylon.
La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'.
Mi cabeza no resiste tanto.
Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.
Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo)
Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!
¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor.
Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!
Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!! Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.

miércoles, 19 de agosto de 2009

LEYENDA CON AGILIDAD MENTAL

Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media, un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.
En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso, desde el primer momento buscaron a un "chivo expiatorio" para encubrir al verdadero culpable.
El hombre fue llevado a juicio, ya conociendo que tendría escasas oninguna oportunidad de escapar al terrible veredicto: ¡LA HORCA!
El Juez, también cómplice, cuidó de dar todo el aspecto de un juiciojusto y por esta razón le dijo al acusado:"Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino.
Vamos a escribir en dos papeles separados laspalabras culpable e inocente.
Tu escogerás uno de ellos y será la mano deDios la que decida tu destino"Por supuesto, el funcionario corrupto había preparado dos papeles con la misma leyenda: "CULPABLE" y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se dio cuenta que el sistema propuesto era una trampa.
No habíaescapatoria.
El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados.
Éste inspiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados pensando, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, escogió y agarró uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.
Sorprendidos e indignados los presentes, le reprocharon airadamente.
Pero... ¿qué hizo?... ¿Y ahora?... ¿Cómo vamos a saber el veredicto?
"Es muy sencillo" respondió el acusado,
"Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos que decía el que yo escogí"
Con rezongos y disgustos mal disimulados, tuvieron que liberar alacusado, y jamás volvieron a molestarlo.
*_Moraleja_: *Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida ni de luchar hasta el último momento.
¡¡¡ SE CREATIVO !!!
CUANDO TODO PAREZCA PERDIDO,
USA LA IMAGINACIÓN.
_En los momentos de crisis_:
"Sólo la imaginación es más importante que el conocimiento"
Albert Einstein

miércoles, 12 de agosto de 2009

HISTORIA DE MONOS????

Unos científicos ponen cinco monos encerrados en una jaula y la única puerta está subiendo una escalera.
Luego de unos días uno de los monos quiere llegar a la puerta y recibe una descarga eléctrica por lo cual no lo vuelve a intentar!.
Otro mono quiere hacer lo mismo y el que recibió la descarga eléctrica le pega y lo tironea para que no suba.
Cuando uno de los otros monos quiere subir, le pegan y pegan para que NO!!!! suba.
Lo mismo con el cuarto y quinto mono.!!!
Luego los científicos reemplazan a cuatro monos, dejando solo a uno de los mas viejos y se repite la secuencia.
Cuando alguno de los nuevos monos quiere subir, el mas antiguo le comienza a pegar y entonces el mas nuevo le pregunta: ¿Porqué me pegas cada vez que algunos de nosotros quiere subir?
Y el mono que venía de historia pasada le contesta: NO SE PORQUE!!! PERO NO HAY QUE SUBIR!

A veces no sabemos el porque, pero es mejor no hacerlo, ni intertarlo!!!
No averiguamos la causa, solo obedecemos porque sino nos "pegan".
A veces atravesar puertas es todo un desafío, pero nos lleva a ver, entender Y ATRAVESARLAS.

lunes, 10 de agosto de 2009

MADRID

MADRID.- La Gran Vía fue concebida, diseñada y concretada con la función de unir el este y el oeste de Madrid. Nacida hace 91 años, la más célebre rama de la calle Alcalá concentra en sus tres recargados tramos la mejor síntesis para aprender y aprehender los vaivenes del espíritu de la capital española.
No existe una única manera de disfrutar de sus 1300 metros. Pero lo más recomendable quizá sea iniciar el recorrido al pie del edificio Metrópolis, antesala arquitectónica y geográfica de esta arteria, que es calle para los madrileños y avenida para los planos.
Su cúpula es la más retratada en las postales de Madrid. Y desde la base de esta construcción de estilo parisiense se tiene una buena vista de todo el primer tramo de la avenida, que culmina en la denominada Red de San Luis (conjunción de las calles Montera, Fuencarral y Hortaleza).
En la mayoría de las construcciones imperan la piedra y el metal. La altura de los edificios, inusual para la línea generalmente baja de la arquitectura madrileña, otorga un aspecto imponente y también algo asfixiante desde las fachadas neobarrocas y neorrenacentistas entremezcladas con el clásico estilo francés.
Levantar la mirada hacia las torres, cúpulas y los balcones a ambos lados de la Gran Vía es un ejercicio que por sí solo justifica el paseo. Aun con el riesgo de marearse ante el desfase entre la estrechez de la calle y la estatura de los edificios, más todavía cuando se intenta encuadrar la foto con una cámara pocket sin lente gran angular.
No obstante, el interés que despierta este tramo inaugural excede su fotogenia. Terminada en 1918, tras ocho años de discutidas obras que en su momento implicaron el cierre de varias calles tradicionales y la demolición de decenas de viviendas, esta sección fue pensada para emular las calles comerciales más lujosas de París.
Por eso, sus edificios fueron diseñados con una planta baja destinada a la instalación de suntuosos locales y elegantes oficinas, mientras que los pisos superiores habían sido pensados tanto para uso comercial como para viviendas.
Sin embargo, la inicialmente llamada avenida de Conde de Peñalver, en homenaje al entonces alcalde madrileño, sólo tuvo este perfil en los años siguientes a la inauguración. Las casas de ropa y bienes de lujo gradualmente se reinstalaron en la coquetísima calle Serrano y les cedieron su lugar a oficinas públicas y comercios más convencionales.
De todos modos, la mudanza fue compensada con la apertura de bares, restaurantes y hosterías que transformaron la Gran Vía, también en forma paulatina, en un auténtico polo turístico.
Este proceso de popularización comenzó a cobrar fuerza en la década del 60, en coincidencia con la llamada apertura del régimen de Francisco Franco al intercambio cultural y comercial con los países capitalistas de Occidente.
En aquellos cambiantes años, algunos de los locales del primer tramo se transformaron en casinos, lo que cambiaría la fisonomía y extendería la vida nocturna de sus cuadras.
Más allá de que las salas de juego fueron cerradas y la actividad se mudó a las afueras de Madrid, hoy el resabio de aquellas noches de excesos marca el límite humano del primer tramo de la avenida. Sobre la calle Montera, en la Red de San Luis que da comienzo al segundo tramo, un casi permanente y siempre visible grupo de prostitutas integra la típica postal de la zona, curiosamente a pocos metros de los policías que ayudan a ordenar el caótico tránsito de ese nodo.
Una buena segunda parte
La segunda parte de la avenida, que tiene como referencia más estable de su nacimiento la estación de metro Gran Vía, fue inicialmente diseñada como un bulevar. Pero poco antes de comenzar su construcción, en 1921, se optó simplemente por continuar el trazado del primer tramo para agilizar el tránsito. Hoy, a los ojos de cualquier visitante, aquella decisión resulta acertada, visionaria: de otra manera, los 50.000 automóviles y las 185 líneas de colectivos que congestionan la avenida durante el día no hubiesen podido aliviar el caudal de pasajeros que desborda en las horas pico el eficiente servicio de subterráneos al que se puede llegar a la avenida en cinco estaciones: Banco de España, Gran Vía, Callao, Santo Domingo y Plaza de España.
La segunda sección, que llevó originalmente el nombre del ex presidente de la Primera República de España, Francisco Pi y Margall, fue inaugurada en 1927 con objeto de complementar el primer tramo con un paseo que, además de satisfacer las necesidades recreativas de los habitantes, pudiera también albergar comercios de ramos generales y lugares para el diario esparcimiento. Esta meta se alcanzaría en los primeros años, al abrir sus puertas tres grandes almacenes, entre ellos El Corte Inglés, hoy todo un símbolo en la vida cotidiana de los españoles.
Con el paso de los años, la razón de existir de este tramo poco a poco se fue alineando con la evolución de la primera sección. Allí se abrieron frecuentados cafés y bares que le dieron intensidad a la vida social de la avenida, y los que perduran aún saben mezclar en la calle el bullicio de sus mesas con la paciencia de los lustrabotas mexicanos que se han ganado su lugar en las veredas.
Desde el punto de vista de la arquitectura, si bien se destacan varias construcciones, como la emblemática librería de La Casa del Libro, inaugurada en 1923, sin duda la más sobresaliente es la del Edificio Telefónica, sobre Gran Vía 28. En el momento de su apertura, en 1929, era la torre más alta de Madrid, y hoy aún conserva el título que jamás perderá: el de haberse transformado, con sus 89,30 metros, en el primer rascacielos construido en Europa. Esta verdadera mole de estilo barroco madrileño albergará próximamente el Museo de las Telecomunicaciones de España, que promete ser uno de los más completos de su género en el mundo.
La tercera sección, un show
Si el ocio es lo que une los tramos primero y segundo de la Gran Vía, sin duda es la oferta cultural y artística la que fusiona al segundo con el tercero.
A pesar de que las salas fueron cerrando en los últimos años -el escandaloso proyecto de reconversión del Cine Avenida en un centro de venta de ropa de bajo costo ha sido eje de encendidos debates-, la avenida conserva el espíritu y el sentido del espectáculo.
Presidido por el edificio Carrión, probablemente el gran icono de la Gran Vía toda con su no menos mítico cartel de publicidad de gaseosas, el tercer tramo contiene entre Callao y Plaza España la mayor cantidad de teatros de la zona, entre ellos el Compac, el Lope de Vega y el que lleva el nombre de la avenida. Por esta profusión de escenarios y glamour, esta zona llegó a ser conocida con el exagerado mote de Broadway madrileño , aunque en verdad recuerde más a la Corrientes porteña. De hecho, las reminiscencias no se agotan en el porte y el estilo: en esas salas actuaron numerosos artistas argentinos y, en la actualidad, se destaca el joven bonaerense Juan Pablo Di Pace, que en el teatro Gran Vía encabeza, hasta finales de este mes, el elenco del musical Fiebre del sábado por la noche.
Por Adrián Sack Para LA NACION 09-08-09

martes, 4 de agosto de 2009

LA REALIDAD Y EL HOMBRE


LA REALIDAD Y EL HOMBRE SON DOS PROCESOS QUE TRANSCURREN PARALELOS Y PARECEN DESTINADOS A NO ENCONTRARSE JAMÁS.


TODA LA HISTORIA DEL HOMBRE ES, EN DEFINITIVA, UNA PERSECUCIÓN DESESPERADA DE ESA REALIDAD QUE SE LE ESCAPA. Y SE LE ESCAPA PORQUE EL HOMBRE - ETERNO NARCISITA- SÓLO SE BUSCA A SI MISMO EN LA REALIDAD QUE LO CIRCUNDA.


PERO LA REALIDAD TIENE SU PROPIO DESTINO Y SE NIEGA A SER EL ESPEJO DEL HOMBRE. EL TEMA DE LA REALIDAD QUE SE REHÚSA CONSTITUYE EL BRILLANTE ESPECTÁCULO CÓMICO DE CASI TODO EL DEVENIR HUMANO,


PERO POR OTRO LADO REPRESENTA TAMBIÉN EL NÚCLEO DE LA VERDADERA TRAGEDIA QUE SACUDE AL HOMBRE.


DEBE, ADEMÁS, TENERSE EN CUENTA QUE ESA INÚTIL PERSECUCIÓN RESULTA EN EL FONDO LA ÚNICA RAZÓN DE VIVIR DE LA INMENSA MAYORÍA.


De " A manera de prólogo" en Teatro de la inestable realidad