jueves, 5 de diciembre de 2013

NO ME BUSQUES, PORQUE NO QUIERO QUE ME ENCUENTRES

No me busques, porque no quiero que me encuentres.
necesito estar sola, con mis silencios , pensamientos y recuerdos.
Tengo mi memoria saturada, quiero entrar en mi y ordenar mis preguntas internas.
las que dejo siempre para mañana, para después.
las del pasado, que se hacen futuro, pues no las traigo al presente.
Las pospongo habitualmente, creyendo que el mañana vendrá.
se van sumando, mezclando, ocultando, analizando.
El después, casi siempre el después.
no quiero que me encuentren los otros, quiero encontrarme yo.
El tiempo pasa y mi vida también.
Un momento acompaña a otro rápidamente.
Una necesidad es llenada y vienen otras, como las olas.
En este sucesivo estado de respuestas inmediatas, me voy abandonando al tiempo.
No es cuestión de llenar, muchas veces hay que vaciarse, dejar, abandonar, soltar y cuando se llega a vaciar, continuar la vida con la simpleza de la depuración.
No me gusta la soledad, pero si estar sola.
No me gusta la invasión, pero si el compartir.
No me gusta el ahogo, pero si el aire libre.
No me gusta el murmullo, pero si la palabra clara y el silencio que habla.
cargamos nuestra vida con la memoria colectiva e histórica, pero quiero llegar a la memoria individual.
El silencio es vital y sin embargo no se respeta. Angustia.
La palabra es siempre bienvenida, para no escuchar al silencio.
En la dicha no está el dicho.
Tal vez si es necesario decir para expresar y sacar lo sentido, pero no es solo decir o hablar.
Cuando hablo, digo.
Cuando digo, expreso.
Cuando expreso, siento.
Cuando siento, decido.
Cuando decido, hago.
Cuando alguien te diga te quiero, pregunta que quiere.